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En la cultura japonesa se considera que el desorden y la suciedad atraen a la mala fortuna. Por eso en el país del sol naciente se concede una enorme importancia al ritual del Oosouji, un concepto que se puede traducir como «la gran limpieza».
Sin embargo, no se trata solo de limpiar el polvo de casa y ordenar las habitaciones. El Oosouji pretende purificar el espacio físico en el que vivimos y trabajamos. También representa nuestra intención de dejar atrás los problemas del pasado para dar paso a nuevas ideas y experiencias.
Entoces, ¿en qué es distinto el Oosuji de un zafarrancho de limpieza al uso? Existe una diferencia fundamental: el trabajo se debe ejecutar como si fuera una ceremonia, no como una tarea monótona. Por ejemplo, barrer el polvo adquiere el significado de eliminar la energía negativa. Por eso, al pasar el cepillo o la escoba por el suelo, debemos poner todos nuestros sentidos y creer en lo que estamos haciendo.
Una vieja tradición japonesa
La tradición manda que el ritual del Oosouji se realice el 28 de diciembre. En este aspecto se identifica bastante con la costumbre occidental de la limpieza de la casa de final de año.
El objetivo de este trabajo es por encima de todo llenar de armonía nuestro hogar. En el fondo, la esencia del Oosouji se encuentra en los principios básicos del método de organización doméstica de Marie Kondo: eliminar todo aquello que no necesitamos o que supone un lastre (esto incluye tambiñen a esas carpetas y cajones llenos de papeles y facturas), conseguir un hogar más simple y funcional y, sobre todo, lograr el bienestar físico y mental a través del orden y la limpieza.
Llevar a cabo el Oosouji es tambien un ritual de paso, un modo de «resetear» nuestra casa y nuestra mente. Cerrar un capítulo para afrontar otro nuevo con energías renovadas.
Reglas para el Oosouji en nuestro hogar
No se trata simplemente de limpiar y ordenar. Como hemos visto, el Oosouji es mucho más que eso, y para que sea eficaz es preciso seguir una serie de reglas básicas:
- De arriba hacia abajo. Se debe empezar con la labor de orden y limpieza por las habitaciones de los pisos superiores de una casa o edificio, para continuar en sentido descendente.
- Seguir el sentido de las agujas del reloj. Al limpiar una habitación, empezaremos desde la puerta y acabaremos en el mismo punto.
- Almacenar objetos desechables en cajas. Una para cada estancia. Cuando hayamos concluido la tarea, las llevaremos al punto de reciclaje o al contenedor de basura.
- Eliminar todas las manchas: las del sofá, las de las paredes, etc. Ellas representan todo lo negativo del pasado. Si es necesario, hay que lavar las fundas de los cojines y pintar las paredes.
- Trabajar en familia. Todos los habitantes de la casa deben implicarse en esta ceremonia, participando en los trabajos y en las decisiones sobre el orden del hogar.
- Reparar lo que no funciona. Bombillas fundidas, grifos que gotean y esas cosas pequeñas que nos irritan.
- Máxima concetración. Hay que eliminar distracciones: apagar la tele y el móvil. Sí se puede optar por escuchar música relajane de fondo mientras estamos ordenando y limpiando.
Una última consideración: el Oosouji nunca debe ser una actividad estresante, todo lo contrario. Hay que ponerse manos a la obra con actitud relajada y positiva, evitando conflictos con otros miembros de la casa y jornadas extenuantes de limpieza. Si notamos cansancio (físico o mental) es momento de hacer una pausa, pues todo lo que hagamos en ese estado será contraproducente.
Por otra parte, tampoco es buena idea prolongar el Oosouji durante días y días. Hay que marcarse un objetivo realista. Un fin de semana, por ejemplo, para empezar y acabar, disfrutando así lo antes posibles de los efectos beneficiosos de este ritual.