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Los grandes arquitectos y diseñadores de espacios públicos hace tiempo que se dieron cuenta de que todo en la ciudad estaba más pensado para transitar (especialmente en coche privado) y desplazarse más que en permanecer y comunicarse. Advirtieron que hacía falta repensar las edificaciones y espacios públicos poniendo a la gente en el centro de todo planeamiento. Las fuentes ornamentales junto con el arbolado fueron uno de los elementos constructivos más espectaculares. Están ahí e invitan a detenerse, socializar y disfrutar de la vida en la ciudad. En este post analizamos este tipo de solución de la mano de los expertos en diseño de fuentes ornamentales, OTB.
El turno de la gente y los espacios públicos
Las ciudades y sus barrios deberían ser lugares agradables donde convivir, detenerse a hablar, observar el paisaje y disfrutar de un entorno limpio donde relacionarse con otras personas.
Eso es lo que dice la teoría, pero la realidad de las grandes ciudades, hasta hace bien poco, ha sido todo lo contrario: ruidos, polución, prisas, atascos, aceras estrechas, deposiciones de perro por todas partes, etc.
Afortunadamente, desde hace ya unos años, las ciudades, inicialmente pensadas por y para el automóvil se van haciendo lugares más habitables, con menos contaminación (ambiental y acústica). Donde antes había aceras estrechas y varias vías para la circulación del coche, ahora, los arquitectos reducen estas vías de circulación, dan oportunidades a medios más limpios (bicicleta / patinete). Y están cambiando su forma de entender los puntos de encuentro como parques, plazas y edificios públicos.
Las fuentes ornamentales, al incorporar agua, luz y el sonido del agua, son elementos constructivos de altísimo valor estético, que invitan a permanecer un rato más, socializando y relacionándose con el entorno urbano.
Sepamos un poco más sobre este impactante recurso de la arquitectura moderna.
Del Barroco al siglo XXI
Si nos preguntan por un lugar bonito donde agua y arquitectura se dan la mano para brindar a las personas un espectáculo visual y acústico diario y nocturno sin parangón, muchos pensarán en las fuentes del Palacio Real de La Granja de San Ildefonso, a escasa distancia de Segovia en Castilla y León.
Durante el siglo XVIII, las potentadas monarquías europeas construyeron ostentosos palacios y jardines con todo tipo de actividades cinegéticas, musicales, teatrales y visuales para pasar su tiempo a gusto. Versalles, y su versión española, La Granja, son dos ejemplos de este tipo de construcciones diseñadas para el disfrute de unos pocos privilegiados.
Inicialmente pensadas para el disfrute de unos pocos escogidos, el gran cambio se produce en el siglo XX. En un principio como recursos de ocio y entretenimiento (Fuente Mágica de Montjuïc, 1929). Pero, a medida que las ciudades se convierten en grandes polos de atracción de personas del entorno rural en busca de oportunidades, se empieza a pensar en la arquitectura de los espacios públicos de convivencia para todos.
Los grandes parques y jardines comienzan a expandirse para tratar de humanizar la ciudad e incorporar recursos del campo como el arbolado autóctono y estanques donde disfrutar del poder visual y relajante de las grandes extensiones de agua.
Ya a finales de siglo, además de estos parques y jardines, se añade al elemento acústico y relajante del agua, la luz y su poder refrescante en verano. Y se humanizan plazas y espacios públicos de tránsito para incorporar del agua el protagonista de la arquitectura.
Las fuentes ornamentales
Si en las fuentes ornamentales de los anteriores palacios europeos el protagonista era la construcción, y el agua el elemento animador, en las actuales fuentes, la construcción (el ornamento) pasa a un segundo plano, dando todo el protagonismo al agua, y a la forma en que esta se disfruta en la fuente de diseño moderno.
Tipos de fuentes
En la actualidad tienes todo tipo de fuentes ornamentales: fuentes luminosas, acústicas, musicales, artísticas, bailarinas, etc.
Fuentes luminosas
Las fuentes luminosas están pensadas para animar fuentes y espacios públicos a medida que el día cede su turno a la noche. Se basan en la incorporación de focos estáticos o dinámicos y puntos de luz en una fuente para crear efectos visuales espectaculares.
Gracias a estos proyectos de ingeniería civil se puede lograr animar un espacio que de noche probablemente sea de tránsito acelerado, en un punto de encuentro de personas en los que compartir experiencias visuales atractivas.
Fuentes acústicas
Si la luz interactuando con el agua tiene un potente atractivo visual, la incorporación del sonido como tercer elemento constructivo es todo un alarde de buen gusto. Especialmente si el lugar donde se emplace esta fuente acústica sea de especial belleza.
Gracias a la música, se pueden organizar espectáculos musicales y visuales a determinadas horas del día, logrando congregar a cientos de personas y que socialicen y disfruten de momentos únicos en comunidad.
Fuentes transitables
El verano en ciudades calurosas es una de las épocas más duras. Especialmente para quienes deben trabajar a altas temperaturas y no pueden disfrutar de vacaciones durante los meses más calurosos del año.
Pensadas para refrescar el ambiente e incorporar a niños y jóvenes, las fuentes transitables son un gran recurso que humaniza la ciudad.
Este tipo de fuentes tienen la gran ventaja de que pueden diseñarse para cualquier tipo de superficie (plazas pequeñas, medianas o grandes) y con cualquier forma (lineal, matricial, redondeada, etc.). E incluso podrían incorporar luz para su uso nocturno.
El efecto del agua en estos espacios invita a sonreír y a disfrutar de la ciudad incluso en los momentos más duros del año, cuando las temperaturas son altas y molestas.
Las fuentes humanizan la ciudad
En definitiva, las fuentes ornamentales ayudan a humanizar el espacio público. No basta con reducir el tránsito de vehículos, ensanchar aceras y añadir arbolado.
Las ciudades en las que el agua toma el protagonismo en forma de surtidores, difusores y fuentes ornamentales son más humanas y nos acercan un poco más a lo que nunca deberían de haber dejado de ser: espacios de convivencia y socialización.